Un niño pobre
duerme y en sus ensueños
come en familia
Atilio Germani (2011), Ikebana de Piquillin
Tu partida. Primavera. Octubre 2018. Fondo Monetario Internacional. Ajuste. Universidad Pública. Infancia. Pobreza. Desocupación. Inflación. Los ricos y los pobres. Responsabilidad política. Cambios. Tensiones. Comedores.
¡Otra vez! Pero… somos muchos y conocemos más.
Hoy nos encontramos haciendo una reseña histórica, sin soslayar las razones estructurales que configuraron la sociedad desigual e injusta en la que vivimos. Trabajamos, amamos, estudiamos, nos proyectamos y afirmamos una vez más que la situación coyuntural que evidencia un crecimiento exponencial de la desigualdad y el agravamiento de las condiciones de la pobreza en la Argentina, colocan al hambre como uno de los indicadores principales de la misma.
A cien años de la Reforma, nos reencontramos haciendo la historia y valorando la responsabilidad de la Universidad Pública en la ligazón con aquellas necesidades y reivindicaciones sociales, que son y serán el motor de las luchas de los trabajadores para transformar sus condiciones de vida.
¡Nuestras luchas!
En los Comedores del gran La Plata, todos los días profesionales, docentes, no docentes y estudiantes nos esforzamos para hacer frente a las múltiples consecuencias de la desocupación, la precarización y la súper-explotación laboral.
Años atrás, trabajamos, cuestionamos y defendimos los Comedores Escolares, desde su creación en el año 1972; el Plan Alimentario Nacional y el Plan Materno Infantil entre los años 1984-1989.
En la provincia de Buenos Aires, participamos de la formulación, ejecución y evaluación del Plan Alimentario Integral y Solidario (PAIS) en el período 1989 y 1993. Desde el año 1994, en el marco de la implementación del Plan Vida y Más Vida, accionamos profesionalmente y criticamos las políticas alimentarias focalizadas y su incidencia en la fragmentación en la trama organizativa de los barrios.
Acompañamos las iniciativas de ciento de mujeres y jóvenes, para la creación de las ollas populares a fines de los ‘80, de los comedores comunitarios en los ‘90, de las copas de leche, los merenderos y el resurgimiento de los comedores barriales en los años 2000.
Durante el estallido de la crisis en el 2001 y los años subsiguientes, junto a las profesionales del Hospital de Niños de La Plata, realizamos medición de talla y peso, cuando la desnutrición infantil interpelaba al sistema social en su conjunto, contrastando con los “buenos augurios” de las políticas de combate a la pobreza.
Y así… con trabajo y compromiso, no solos y con pasión, aprendimos que el hambre es un crimen.
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