Tejiendo redes desde las Unidades Penales

Se realizó el acto de cierre de la diplomatura en Género y Derechos Humanos que se dicta en diversas unidades penales de la región para personas privadas de su libertad. Veintidós personas ya son diplomadas de la UNLP.

Foto cortesía PAUC – UNLP

A 40 minutos de la Facultad de Trabajo Social está la Unidad 51 de Mujeres de Magdalena. Es la única de las tres unidades que componen el complejo penitenciario de la ciudad destinada a este colectivo. Viniendo desde la ciudad de La Plata es la última a la que se llega después de pasar por la Unidad 28  y 35 de Varones.

Es también la primera Unidad a la que la secretaría de Derechos Humanos y quienes componemos el área de Vinculación en Cárceles asistimos como equipo de trabajo. Lo que nos convocó fue participar del cierre de la diplomatura en Género y DDHH organizada por la dirección de Acompañamiento Universitario en Cárceles y la dirección de Políticas Feministas de la Secretaría de Derechos Humanos y Políticas de Igualdad de la UNLP, ya que una de las compañeras del área participó en su construcción y posterior desarrollo como tutora. 

La habitual burocracia del ingreso resultó sin importancia cuando a pocos pasos de entrar al sum (salón de usos múltiples) se escuchó una canción pegadiza de reggaeton y griterío de fondo, de esos que se generan por el deseo del encuentro entre personas que solo se conocían mediante una pantalla y ese día tuvieron la posibilidad de abrazarse y celebrar, porque eso también es la cárcel aunque poco se hable de ello. 

El evento nos encontró a autoridades de la universidad, a facultades desde sus programas, organizaciones sociales, militantes, estudiantes que iban a recibir sus diplomas y a otras compañeras, también privadas de la libertad, que acompañaron la celebración.  

La diplomatura cuenta con tres tramos formativos, con titulación intermedia: promotor/a/e en prevención de las violencias de género; operador/a/e en el abordaje de las violencias de género y diplomado/a/e en Género y DDHH. La experiencia en cárceles inició en el segundo cuatrimestre del 2020 en la Unidad 8 de Los Hornos, para luego en el año 2021 comenzar a dictarse en las Unidades 51 y 32 de Florencio Varela, esta última, con la particularidad de que quienes iniciaron y culminaron la diplomatura pertenecen a los pabellones de diversidad de dicha unidad. 

La experiencia de cada uno de los tramos en cada escuela o centro de estudiantes universitarios dentro de las unidades penales debería tener su propia crónica. La diplomatura significó un desafío para todes les participantes, buscando construir conocimiento popular, que retome lo hecho y pensado en territorios para crear alternativas, estrategias y herramientas colectivas para enfrentar la violencia por razones de género. 

El camino del feminismo no es sencillo y para quienes se enfrentaron a la enorme tarea de convertirse en diplomadas ese camino no era opcional. ¡De la teoría aprendemos tanto!, podemos ponerle nombre a lo que nos pasa y explicarlo. En la práctica nos atraviesan los relatos, justo por el medio de nuestras historias. Un poco ambos fue ese construir conocimiento en un proceso introspectivo, personal pero que de manera colectiva fue buscando las formas necesarias para nombrar las violencias y construir estrategias para transitarlas.

Foto cortesía PAUC – UNLP

Las compañeras recibieron su diploma y tomaron la palabra:

—Miren, saquen una foto. Lo empecé y lo terminé, yo les dije que iba a poder.

¿Qué simboliza para ellas recibir este diploma? ¿Qué historias existen detrás de esos recorridos?

Las mujeres de la Unidad 51 contaron sobre las encuestas que hicieron en el marco de la formación dentro de la Unidad, la falta de información que sus compañeras tenían sobre legislaciones y derechos que las mujeres tienen. Expusieron un afiche con información básica que va a ser replicado en diferentes áreas de la Unidad y mostraron unos folletos con la misma información para que cada une se lleve a su celda. 

Después hablaron las compañeras de la Unidad 8 de Los Hornos, en este caso dos de las egresadas habían recuperado la libertad hacía pocas semanas y hoy estaban en otra cárcel, compartiendo con sus compañeras. Cuando tomaron la palabra celebraron la iniciativa de la Universidad, el encuentro con otras estudiantes y apostaron a esta experiencia como la primera de muchas. 

Por último, pasaron les estudiantes de la Unidad 32. La mayoría de quienes realizaron la diplomatura son compañeras trans/travestis y su formación se dirigió específicamente en relación a los derechos, legislaciones, historia, lucha y obstáculos en la garantía de los derechos humanos de la comunidad LGBTQ+. Ellas explicaron cómo la diplomatura las unió y revalorizaron los aportes que les brindó ese espacio de encuentro, deseando poder transmitírselo a todes sus compañeres, reafirmando el respeto y el amor como armas de lucha. 

Después de compartir una merienda que prepararon las mujeres de la Unidad, el evento finalizó con una de las compañeras interpretando una serie de canciones con el violín. Nos despedimos en medio de un mar de abrazos y promesas de reencuentro.

Foto cortesía PAUC – UNLP

Hoy hay veintidós diplomades en Género y DDHH que desde sus territorios específicos van a tejer redes, buscando que se garanticen los derechos conquistados, y promoviendo las luchas por los que faltan. Hay veintidós personas que en unidades penales y, también en libertad, tienen la facultad de  acompañar situaciones de violencia por razones de género. 

Cuando el área de Vinculación en Cárceles se empezó a gestar, comenzamos a establecer contacto con distintes actores de la Universidad que vienen desarrollando propuestas en contexto de encierro. Es necesario vincularnos desde nuestra profesión con estas experiencias para conocer qué construcciones existen en el territorio, fortalecerlas, y potenciar la intervención de la facultad en la cárcel. Ese es el camino que empezamos a recorrer.

Más información en “Educación en cárceles UNLP
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