Visita de estudiantes y docentes a sitios de memoria

El recorrido es un espacio de formación integral para estudiantes que deseen completar el tramo optativo de la carrera. Se capacitarán como guías de sitios de Memoria.
Les estudiantes que participen de esta propuesta también formarán parte de salidas con escuelas secundarias, y serán parte de la comisión organizadora de la Semana de la Memoria.

El martes 28 por la mañana se realizó una nueva salida a Espacios de Memoria tras el convenio con la subsecretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires. Estudiantes, docentes y equipo de gestión realizaron una visita a dos ex Centros Clandestinos de Detención. “La Cacha” y el Pozo de Arana, en las afueras de La Plata, funcionaron durante la última dictadura cívico-militar. Ambos lugares eran parte del denominado Circuito Camps.

La Cacha

El primer destino fue “La Cacha”. Con ese nombre los represores hacían referencia a un personaje de Hijitus, la bruja Cachavacha, cuya principal habilidad era “hacer desaparecer gente”. Este Centro Clandestino de Detención funcionó en un predio contiguo al Penal de Olmos, en lo que fueran las instalaciones de Radio Provincia en Olmos. Según testimonios de sobrevivientes, “La Cacha” operó desde mediados de 1976 hasta fines de 1978.

En la actualidad, un cartel sobre la avenida 191 señaliza el Sitio de Memoria. Dentro del predio funciona el Centro de Capacitación y Reentrenamiento Permanente del Personal Penitenciario.

De “La Cacha” solo quedan restos estructurales descubiertos por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Los militares desmantelaron el edificio donde se situaba la antena de la radio. Este era el lugar elegido como espacio de tortura. Los cimientos quedaron descubiertos luego de una excavación, como testimonio del horror. En unos viejos piletones que refrigeraban los equipos de transmisión, el EAAF encontró restos de comida, insumos, y hasta parte de una picana, dando cuenta del funcionamiento de “La Cacha” como un engranaje más del Circuito Camps. Tras haber sido examinados, los piletones se taparon y hoy se levanta un aula para la formación de penitenciarios.

El edificio constaba de tres plantas. Esta disposición daba como resultado que quienes permanecían secuestrades en cada uno de los niveles no pudieran tener contacto con les demás. Aún así, los testimonios del paso por “La Cacha” abundaban, incluso en vísperas del retorno a la democracia. El plano sensorial para la identificación de este campo de concentración, como en el resto, fue fundamental. El viento del descampado, el paso del tren por las vías aledañas, los sonidos particulares del Penal y fundamentalmente el espacio de adiestramiento canino que aún se conserva fueron elementos probatorios esenciales. Todes les detenides permanecían encapuchades y tabicades durante el cautiverio.

Pozo de Arana

En el ex Pozo de Arana, donde todavía funciona la comisaría de la zona, se pudo observar la excavación que recuperó los restos de al menos quince personas de las cuales solamente una fue identificada. Era Juan Enrique Reggiardo, padre de los mellizos Reggiardo-Tolosa quienes nacieron en el hospital del Penal de Olmos. Su madre, María Rosa Ana Tolosa, entró en trabajo de parto durante su cautiverio en “La Cacha”. Los mellizos fueron apropiados por el ex subcomisario Samuel Miara y recuperaron su identidad en 1993.

Estos datos dan cuenta de cómo funcionaba el Circuito Camps, un conjunto de 29 centros clandestinos de detención organizados por la Policía Bonaerense, cuyo jefe era Ramón Camps. El ex comisario Miguel Etchecolatz es uno de los tristemente célebres genocidas que sembró el terror entre les detenides. Cada uno de estos lugares cumplía una función específica dentro del “engranaje”. Si bien en todos los espacios se torturaba, Arana era un lugar de paso ya que podía albergar a pocas personas, quienes eran trasladadas o ejecutadas. Mientras tanto, “La Cacha” sostenía en el tiempo la tortura de les secuestrades con permanencias muy largas. Otros lugares fueron el “Pozo de Banfield”, maternidad por excelencia del circuito, y el “Infierno” de Avellaneda.

Sembrar memoria

Les guías de los Espacios de Memoria hicieron hincapié en que la reconstrucción del tiempo de funcionamiento de estos lugares es estimativa, y se arma a partir de testimonios de sobrevivientes y de análisis judiciales y arqueológicos. Las certezas solamente podrían darlas los represores de las Fuerzas Armadas y de la Policía Bonaerense, en el caso del circuito Camps, quienes continúan sumidos en un rígido pacto de silencio.

Los recorridos a estos sitios revisten enorme importancia, ya que cada visitante se convierte en una fuente de información que puede conmover a quien necesite hablar, a quien tenga información sobre su funcionamiento, o a cualquier persona que conociendo nuestra Historia decida que nunca más debe repetirse la represión, el secuestro, la tortura, el exterminio y la desaparición de personas.

Los juicios por causas de Lesa Humanidad pueden verse en vivo en las trasmisiones del medio La Retaguardia.

Para información e inscripciones contactarse con la Secretaría de Derechos Humanos a través del correo derechoshumanos@trabajosocial.unlp.edu.ar

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