Pensar la salud en contexto de pandemia: qué cambió y qué llegó para quedarse.

Durante la semana del 18 al 21 de octubre de 2021 en la facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de La Plata, en su edición número XII, se llevaron adelante las “Jornadas de Investigación, docencia, extensión y ejercicio profesional (JIDEEP)”. Esta jornada estuvo caracterizada por ser emitida de forma virtual -debido a la pandemia que estamos atravesando hace ya dos años-.

Las jornadas iniciaron el día lunes 18 de octubre con la presencia del Esp. Jaime Perczyk – Ministro de Educación de la Nación; el Dr. Fernando Tauber – Presidente de la Universidad Nacional de La Plata; la Lic. Adriana Cuenca – Vicedecana de la Facultad de Trabajo Social UNLP. La semana cerró con una actividad que contó con la participación de Milagro Sala. 

La mesa número 11 de Salud, estuvo coordinada por Fabiana Parra – JTP Introducción a la Filosofía y Canela Gavrila – Becaria CONICET- IETSyS y contó con las siguientes exposiciones:

  • Impactos de la pandemia en el trabajo de salud: aportes de trabajadoras/es de servicios hospitalarios en la construcción de estrategias de cuidado. María Alejandra Wagner | Cynthia Ramacciotti 
  • Salud Colectiva y Pandemia. Algunas reflexiones para pensar el contexto actual desde la perspectiva de Salud Colectiva. Susan López | Virginia Michelli 
  • Feminización de los cuidados, enfermería y pandemia: ¿Quién cuida a quienes nos cuidan? Natalia María Seoane | Camila Fitte 
  • Reflexiones en torno a la profesión de la enfermería en el contexto pandémico. La perspectiva de género y el análisis histórico para comprender la profesión desde la Salud Colectiva. Micaela Solsona | Germán Jara

Las primeras en tomar la palabra fueron el equipo de investigación conformado por Alejandra Wagner y Karina Ramacciotti (quien no pudo estar presente en la exposición), para luego dar un espacio al intercambio. Los cuatro grupos de trabajo tuvieron puntos en común, hicieron hincapié en la pandemia y las estrategias de cuidado que se llevaron adelante desde la acción colectiva propia de los trabajadores de la salud, donde se pueden visibilizar estrategias de cuidado por parte de las enfermeras, enfermeros y todo el equipo de salud; feminización del cuidado; salud colectiva; y políticas de Estado que llegaron tarde a dar respuesta a una situación que se agudizaba cada vez más. 

Alejandra Wagner expuso un proyecto de investigación llevado adelante conjuntamente con Ramacciotti .Se trata de un trabajo de investigación que se encuentra ligado a los riesgos psicosociales del trabajo, basadas en la propuesta de Julio Neffa: “Riesgos psicosociales en el trabajo” (2019), realizado en hospitales de la provincia de Buenos Aires durante el contexto de pandemia de COVID-19 en el año 2021. Dicha investigación se enmarca en una serie de entrevistas y encuestas a distintos funcionarios, directivos y trabajadores de la salud, en donde se recuperan estrategias de cuidado que se llevaron adelante por parte de estos últimos cuando aún las políticas de Estado eran incipientes y escasas para dar respuestas a diversas problemáticas y situaciones que afectaban a los y las trabajadores de la salud. Desde esta perspectiva, el equipo de investigación conformado por diversos profesionales (trabajadores/as sociales, psicólogos/as, sociólogos/as y de la facultad de Ciencias económicas), centraron la lectura en la responsabilidad que se le atribuye a los y las trabajadores/as por una situación que se presenta de forma espontánea, como lo fue esta pandemia, y la acción colectiva que fue adoptada por parte de estos y estas para enfrentarla y adaptarse a los cambios que ocurrían en la vida cotidiana. También se identificó una intensificación en el trabajo, lo cual pudimos observar durante el período de olas de COVID, los picos de pandemia, quienes somos trabajadores de salud, que el trabajo era intenso, exhausto, con miedo e incertidumbre a contagiar y contagiarse, trabajando el doble o triple debido a que quienes eran casos sospechosos debían aislarse y quienes se contagiaban (siendo algo leve) estarían fuera del trabajo por, al menos, un mes ya que a tanta demanda las aseguradoras de riesgos de trabajo (ART) no daban abasto y las altas de personas por COVID positivo serían hasta dentro de un mes. Otra situación identificada fue el pluriempleo, lo cual no es una situación reciente, sino que es una realidad que data hace tiempo en el caso de quienes trabajamos en salud. 

 Siguiendo lo expuesto, cabe mencionar que durante este período muchos compañeros han perdido la vida, y en este punto resalto que en la exposición, Alejandra Wagner mencionó la cuestión de los vínculos, de la organización y estrategias que adoptaron los trabajadores de salud para recordar a los compañeros fallecidos en este período, como lo fue plantar un árbol en memoria de los mismos. Ante esto, también se visibilizan pujas y tensiones entre actores ya que muchas veces ha resultado dificultoso conseguir el permiso de autoridades de los nosocomios para llevar adelante estas acciones.

“El tema de incertidumbre, el tema de eso desconocido que irrumpió que generó miedo, inseguridad, mucho cruce de información, digamos, y sobre todo en quienes tenían un trabajo en el sector privado y el público (que es la mayoría de ellos), había diferentes versiones, entonces era de mucha inseguridad lo que estaban atravesando” Mencionó Alejandra Wagner.

 Con esta cita quedan en claro las sensaciones y sentimientos atravesados por los trabajadores en cuanto a la pandemia, la cual ha exacerbado las deficiencias en torno a las desigualdades sociales, quedando en evidencia las falencias y carencias acarreadas de años en el sistema de salud, e impactando de manera directa sobre los sujetos donde se los responsabiliza por el cuidado. Esta responsabilidad conlleva a pensar en un mensaje que se transmite desde quienes ejercen el poder en donde se prioriza lo individual por sobre lo social.

 La segunda exposición estuvo a cargo de Susan López y Virginia Michelli, quienes nos invitaron a reflexionar acerca de la salud colectiva en contexto de pandemia, entendiendo que el campo de la salud es múltiple y complejo, donde se conjugan actores, relaciones entre estos, disputas y pujas de intereses. Una discusión que toma fuerza y se hace presente hace siglos es acerca de si la salud es propia de la ideología o si su origen se encuentra en lo social. Esto hace que con el surgimiento de la salud colectiva se piensen cuestiones vinculadas a determinantes sociales, procesos salud-enfermedad, entre otras discusiones.  

 Existen determinantes sociales que impactan en la vida de los sujetos, son formas de vida que determinan, valga la redundancia, la calidad de vida que estos posean. La pandemia impactó de lleno generando desempleo, malnutrición, entre otros factores que afectaron a la vida de las personas. En diálogo con la exposición de Wagner y Ramacciotti se visibiliza que las políticas de Estado han llegado tarde a una organización por parte de los/as trabajadores/as, quienes se ocuparon a dar respuestas a sus propias demandas. Por ejemplo, pensar una política de cuidado por parte del Estado nos remonta a aquella denominada “cuidar a los que cuidan”, basada en un acompañamiento psicológico y multidisciplinario dirigida a los trabajadores de la salud. Claro está que fue una política que llegó un poco tarde ya que los/as trabajadores/as llevaron adelante una acción colectiva donde establecieron vínculos y estrategias de contención entre ellos y ellas mismos/as. 

Susan López nos pregunta ¿por qué esta pandemia tiene dimensiones distintas a las otras (H1N1, VIH, GRIPE)? La respuesta es que esta pandemia está bastante anclada a la construcción e interpelación de lo subjetivo, al proceso salud enfermedad marcado por el contexto y las disputas. Es decir, es de mucha influencia quién (o quiénes) y cómo explica la pandemia, lo cual se vincula y traduce en una construcción de sentidos y discursos, los cuales son compartidos en la sociedad, generando así imaginarios sociales y reproducción de lógicas ligadas a satisfacer los intereses de quienes detentan el poder. Recordemos que en siglos pasados, quienes explicaban la enfermedad eran aquellos que tenían establecida cierta hegemonía en la sociedad. En épocas de Platón e Hipócrates podía entenderse a la enfermedad como un problema moral e individual. Con el transcurso del tiempo, la evolución de la sociedad y con ésta las formas de intercambio de mercancías que generaba contacto entre personas y consecuentemente la transmisión de enfermedades, etc., se comienza a pensar a la enfermedad como un problema social y no individual,corriendo el eje de responsabilidad sobre el sujeto y se comienza a vincular a la esfera de lo social. 

Ante esto, quedan muchas preguntas por hacer y debatir. Una de esas preguntas es crucial: ¿La salud en estos tiempos, es percibida como una responsabilidad individual o social? Queda en evidencia que ante las nuevas demandas se dieron respuestas desde lo colectivo, reforzando estrategias de cuidado entre trabajadores y entendiendo que es una responsabilidad social. Lo individual implica desconocer al otro. Es algo recurrente que se notó en esta pandemia: formas de control social, aislamiento, medidas destinadas a sujetos individuales con respecto a cuidarse, etc. La biomedicalizacion y formas de pensamiento médico hegemónico volvieron a penetrar las estructuras de la sociedad e instalan como prioritaria, en estas situaciones de emergencia sanitaria, la industria farmacéutica y la medicalización atándose a lógicas de interés industrial, a lo cual, se presenta un pensamiento contrahegemónico que reivindica las luchas colectivas y la concientización de que la pandemia va más allá de la medicalización de la vida: implica el cuidado del medio ambiente, la denuncia ante explotación y usurpación de territorios por parte de empresas multinacionales, entre otras situaciones. La salud como responsabilidad colectiva visibiliza estas cuestiones. 

Mencionando las estrategias de cuidado, no podemos ignorar algo sumamente importante y es que ante la explosión de la pandemia de COVID 19, las tareas de cuidado recaen sobre las mujeres; se hace notoria la feminización del cuidado y es punto nodal en las ponencias que se leerán a continuación.  

Luego, Natalia Seoane y Camila Fitte presentaron su trabajo como pasantes de un proyecto de investigación que forma parte del Programa de Investigación sobre la Sociedad Argentina Contemporánea (PISAC). El trabajo de las compañeras fue denominado “La enfermería y los cuidados sanitarios profesionales durante la pandemia y la post pandemia de COVID 2019” dirigido por Karina Ramacciotti. 

Dicho trabajo fue llevado adelante a través de entrevistas a trabajadores de enfermería, a diferencia del trabajo de Wagner y Ramacciotti que entrevistaron a directivos, funcionarios y luego trabajadores de la salud en general. Las entrevistas fueron realizadas en un tiempo que fue desde abril a julio del corriente año, tiempo en el cual se concretaron 274 entrevistas en profundidad al personal de enfermería. Además, se realizaron 1500 encuestas online, autoadministradas, a lo largo y ancho del país, 30 entrevistas a informantes claves y actualmente se lleva adelante la búsqueda y clasificación de documentos, leyes, notas periodísticas. Actualmente se cuentan con datos preliminares a partir de las encuestas autoadministradas, así como el análisis en profundidad de las diferentes entrevistas que se fueron analizando. 

El interés de la investigación, según compartieron Camila y Natalia, tomó como norte analizar los riesgos psicosociales de la enfermería, considerando el contexto de pandemia y poniendo énfasis en enfermería como una profesión históricamente feminizada y la cuestión de los cuidados, de las tareas de reproducción social adjudicadas a la condición de ser mujer. En este sentido y, nuevamente, en diálogo con la ponencia de Wagner y Ramacciotti se visibiliza la cuestión de ser trabajador de la salud, anudada al pluriempleo y en este caso se le agrega un factor más que conlleva a la explotación laboral: ser mujer. Ser mujer implica estar en las tareas de cuidado y reproducción social, sumar al estrés y cansancio del trabajo reconocido aquel no reconocido ni remunerado: las tareas domésticas. 

Uno de los ejes de análisis propuestos por las compañeras, estuvo relacionado a la división sexual del trabajo y cómo se adjudican las tareas de cuidado a la profesión de enfermería, siendo esta, como ya ha sido mencionado, una profesión totalmente feminizada. 

En relación a los riesgos psicosociales, aportaron datos interesantes para seguir analizándolos en clave del trabajo vinculado a enfermería. Estos datos arrojan porcentajes en los cuales un 64% de los enfermeros no contrajo COVID, el 33% solo una vez y el 3% más de una vez. Otro dato relevante, y que coincide con lo expuesto por Wagner, es la afirmación del 92% de los enfermeros de que su trabajo se ha intensificado.

 Una apreciación personal, en este sentido, sin ser auto referencial, como trabajadora de la salud he sentido esta intensificación del trabajo, sumado al estrés, al miedo a contagiar a un familiar que padece una enfermedad oncohematológica además de sentir el peso y la presión en el trabajo por falta de personal debido al aumento de contagios entre compañeros y compañeras. Escasos recursos y medios de bioseguridad (esto es grave ya que se puede perder una vida por falta de protección), además de la falta de reconocimiento por parte del Estado, de quien solo se recibió un bono y en cuotas. Ante esto, seguimos trabajando de la misma forma y con la misma intensidad, notoria la forma en la cual se puso la vocación por sobre la profesión, haciendo del trabajo mal remunerado una obligación debido al “amor y elección de la profesión”. La figura de los héroes refleja lo expuesto, no somos héroes ni heroínas, somos trabajadores y trabajadoras. 

Retomando la ponencia de las compañeras, y con respecto a lo anteriormente dicho, se expresa la falta de políticas de contención y de cuidado para los y las trabajadores de la salud, quienes crearon sus propias redes y vínculos de autocuidado para afrontar la pandemia. Como mencioné al principio, las políticas de Estado llegaron mucho después. Cabe aclarar que esta demanda de políticas de cuidado para los trabajadores surge mucho antes de la pandemia, ya que, se presentan muchos casos de violencia verbal, violencia laboral, autoritarismo, entre otras situaciones que requieren de un acompañamiento y una política por parte del Estado.

Asimismo, las compañeras mencionaron de la responsabilidad del cuidado que se les impuso a los profesionales, en el sentido de educar con respecto a las medidas de cuidado a los pacientes, a la sociedad, a la propia familia, entre otros. Esto pesa en el y la trabajadora ya que asumen otra responsabilidad más y es la de educar y comunicar. Los derechos laborales se vieron suspendidos, ya que se suspendieron las licencias, lo cual implicó aún más explotación laboral para los trabajadores. 

Al momento de analizar los relatos, surge la cuestión de los salarios vinculados a la enfermería como vocación, cuestión que mencioné a modo de análisis personal en párrafos anteriores, así como también, comprender los cuidados y lo que implica la acción de cuidar al otro. 

Las compañeras mencionaron en reiteradas oportunidades que los cuidados fueron adjudicados “naturalmente” a la mujer, en ese momento lo comprendí, aunque, no quise dejar pasar que quizás se referían a que esos cuidados más allá de una adjudicación natural han sido una adjudicación social con el fin de permitir la reproducción social y económica del sistema capitalista y patriarcal. Se suma a todo el pluriempleo las tareas del hogar, el rol docente de las madres debido al contexto de educación en la virtualidad, las compras para el hogar semanales, entre otras. 

Por ultimo, expusieron Germán Jara y Micaela Solsona, quienes presentaron una similitud en varios puntos a la ponencia de Fitte y Seoane, ya que fueron pasantes del mismo proyecto de investigación. Este grupo presentó un power point donde exponen el proyecto realizado en contexto de pandemia referido a cuidados sanitarios, vinculando a la profesión de enfermería y ligada a la cuestión de género que atraviesa esta profesión, tal como lo fue mencionado en las exposiciones que iniciaron esta mesa de trabajo. Esta exposición, a diferencia de las otras, hace énfasis en la teoría del género y de la diversidad sexual, además de concebir la salud colectiva como un campo de disputa y tensión. Ante lo expuesto, los compañeros se preguntan desde dónde deben posicionarse para pensar la feminización de los cuidados, y es desde aquí que toman la teoría del género. Respecto al COVID, reflexionan con respecto a las prácticas futuras, es decir, como y en qué grado afectaran los sucesos presentes a las prácticas del futuro, cuánto de lo que se instaló con la pandemia ha llegado para quedarse. Al mismo tiempo, mencionan las condiciones ya expresadas y analizadas por las diversas ponencias en relación a las condiciones de feminización de los cuidados, del pluriempleo, de salarios bajos, entre otras situaciones que atraviesa el personal de salud. Asimismo, los compañeros, cuestionan y se interrogan acerca de qué porcentaje existe entre el “deber hacerlo” y “elegir hacerlo”, con relación al ejercicio de la profesión en un contexto de suma incertidumbre, miedo y precarización laboral. En este punto es que comenzaron a indagar acerca de qué se trata ese deseo de ejercer pese a todo y dónde se construye, siendo en este camino de investigación qué dedujeron que se debe o responde a una cuestión de género. 

Los expositores retomaron los aportes de Judith Butler para pensar al género como una construcción, donde el mismo se constituye a partir del binarismo femenino/masculino que deviene en un imaginario en torno a esta construcción y, que del mismo deriva el deseo o los deseos. De esta manera establecieron vínculos entre deseo y deber, estos derivados de la construcción de los imaginarios y de la imposición de un deber ser enfermera o enfermero hetero cis u otros disidentes. 

Analizando los contextos históricos pudieron determinar que hoy en día existen muchas identidades que ejercen la enfermería, y no solo lo hace la mujer, como en tiempos atrás;sto implica romper con los binarismos, y además nos permite pensar que en la actualidad existe una Ley de cupo laboral trans que permite la incorporación de estas identidades al campo laboral de la enfermería entre otros, lo cual es atribuible a las luchas y pujas históricas dadas por la acción colectiva de los movimientos sociales.  

Asimismo, vuelven a redondear las ideas acerca del cuidado siempre ligados a la mujer, principalmente mujeres hetero cis, y los cargos jerárquicos altos siempre vinculados y asociados a los hombres. De esta forma, como lo he mencionado unos párrafos antes, los cuerpos feminizados se encuentran ligados al cuidado por una cuestión de las relaciones de género y no como algo que se dio por selección natural. 

En este sentido, y continuando la exposición, generaron una reflexión muy importante en tanto la diferencia entre salud y salud colectiva. Para estas definiciones toman a Ferrara (1975), quien entiende a la salud como la acción de lucha que los sujetos sostienen en el tiempo a fin de modificar aquello consideran ser alterado. Asimismo, realizaron un análisis en el cual aclaran que el rol profesional de los enfermeros, así como del Trabajo social (otra de las profesiones altamente feminizadas), se encuentra ligado también a ser productores de conocimiento. En el marco de la investigación fueron construyendo análisis en relación a estas profesiones como una lucha por la emancipación. Recordemos que los enfermeros y enfermeras vienen de una larga lucha por ser reconocidas/os como profesionales, así como lo ha logrado el trabajo social gracias a sus luchas históricas. 

En relación a la exposición de Lopez y Michelli, se abre el debate acerca de que las pandemias son esperables y quizás en ésta no se han reunido las condiciones materiales, estructurales y/o políticas para afrontarla. Recordemos que las instituciones estatales han sufrido un vaciamiento y desfinanciación tras cuatro años de neoliberalismo macrista En este periodo el sector salud, específicamente, atravesó un declive que conllevó a no estar preparado ni equipado para poder afrontar la pandemia. En este sentido, se dieron varias discusiones y fue un momento en el cual se inicia una lucha por parte de los trabajadores de la salud para ser reconocidos como esenciales y profesionales. Es una lucha que viene hace tiempo y estos dos últimos años permitieron la oportunidad política para hacerse aún más visibles en sus reclamos. Esta situación se encuentra aún no resuelta, aunque fervientemente las luchas continúan y no se detienen. En relación a esto, considero que la acción colectiva es sumamente importante para lograrlo, recordemos que la salud es un derecho y los trabajadores merecen un reconocimiento como profesionales. Los derechos adquiridos han sido productos de luchas históricas, jamás una concesión. Con decir y hablar de reconocimiento me refiero a que es momento de correr el eje de que los trabajadores deben aceptar la explotación, exponerse a enfermedades y riesgos de trabajo con sueldos bajos “por amor a la profesión”. Esta es la lucha que hoy se da en el campo de la salud, además de discusiones con respecto a las formas de trabajo que se instalaron con la pandemia, como han cambiado los equipos de trabajo en relación a esta situación y cabe preguntarnos cuánto de estas formas continuarán en el tiempo, y si es lo conveniente para la salud de los trabajadores o estamos haciendo referencia a un sistema de aún más explotación para los y las mismos/as. 

La mesa de trabajo finalizó con una ronda de preguntas, intercambios y debates vinculadas a las exposiciones. Se abre lugar a las preguntas, empiezan  por el proyecto de Alejandra Wagner a quien le preguntan sobre las resistencias a las entrevistas en relación a su trabajo así como también, cuáles eran esas jerarquías de las personas a quienes entrevistaron. Recordemos que en el proyecto de Wagner y Ramacciotti, a diferencia de los chicos de PISAC, las entrevistas estuvieron destinadas a diferentes trabajadores de la salud, con diversas jerarquías. 

En cuanto a los compañeros de PISAC,  se les pidió si podían profundizar en cuanto a la construcción de sentidos de la salud colectiva que mencionaron, ya que no desarrollaron demasiado con respecto a eso. Otra pregunta fue acerca de si se encontraban realizando una lectura en relación de estas diferencias de género que trajeron a la exposición. Desde una perspectiva feminista se los invitó a pensar acerca de cómo se construye ese deseo que mencionaron en el trabajo, y la diferenciación entre “deseo” y “deseo impuesto” por diversos discursos.  

Respecto a la feminización de los cuidados, acerca de quienes cuidan a los que cuidan, se interroga acerca de cómo se pensó la función “natural” de la mujer como cuidadora en un contexto de división sexual del trabajo. Remitiendo a lo que escribí en párrafos anteriores con respecto a este tema, era una posible pregunta que debía hacerles ya que me interesaba remarcar la diferencia entre función natural de la mujer de aquella impuesta para beneficiar la reproducción social y económica del sistema. 

Respetando el orden de las preguntas comenzó a responder Wagner, expresando sentir emoción y movilización debido al contexto que nos atravesó y los trabajos que se han realizado con respecto a eso. Respecto al proyecto, responde que los trabajos presentados aportan a un diálogo con lo expuesto por los diversos grupos. En cuanto a las entrevistas esgrime que se han realizado reuniones para determinar cómo se verían estructuradas las mismas en relación a las vivencias que atravesaban los trabajadores en esa coyuntura. Lograron articular con los sindicatos, ya que se reflejaban conflictos y disputas en relación a los salarios y luchas por lograr la seguridad de los trabajadores. El orden de las entrevistas inició con entrevistar a personas que iban desde autoridades del Ministerio de Salud, abarcaba a la dirigencia sindical para explorar acerca el comité de crisis y otros nodos de la investigación y terminaba en los propios trabajadores de la salud. Un obstáculo a las entrevistas estuvo reflejado en cuanto a llevar adelante la realización de las mismas, ya que  se les pedía contar con las dos dosis de vacuna , ya que, requerían de una entrevista presencial una cuestión ligada a la comodidad del entrevistado. Asimismo, lograron la asignación de una oficina en donde realizar esas entrevistas lo cual generó una amplia convocatoria por parte de los trabajadores donde acercaron sus preocupaciones y quejas.  En este sentido hubo resistencias a la entrevista por parte de actores vinculados a jefaturas. El relato de Wagner visibiliza pujas y tensiones entre actores, así como también expresa ciertas problemáticas ligadas a la organización del trabajo en relación al COVID y el miedo que generaba el contagio. Por ejemplo, menciona una situación en la cual a las enfermeras del área COVID no les llegaba el alimento debido a que nadie quería llevárselo por este miedo a ser contagiados, situación que representaba una limitación para las mismas.  

En discusión con esto, Susan Lopez mencionó las construcciones de sentido en relación a la salud, en la cual solo está ligada a varones y mujeres, nunca se incorporó a nadie más. Es decir, ciertos estudios y demás se aplican sobre un género. Plantea un tema interesante que implica que para trabajar en el campo de salud es importante el reconocimiento del otro, desde la sexualidad, lo laboral, entre otras cuestiones. Es importante pensar esta cuestión desde el punto de que el sistema intenta insertar lógicas constantes que sin darnos cuenta reproducimos y conllevan a crear discursos e imaginarios acerca de los otros. Es de suma importancia preguntar, cuestionar, interrogar y desnaturalizar aquello que se nos presenta como una realidad dada. 

Las próximas intervenciones en la ronda de debates, por parte del grupo de las chicas PISAC, se vinculó a resaltar nuevamente la feminización de la profesión de enfermería, algo históricamente adjudicado en relación al cuidado, además de resaltar el vínculo con las masculinidades en relación a los trabajos que se le adjudican a los mismos por su condición de hombres. Esta discusión es sumamente interesante, hablamos de construcción de la feminización y de las masculinidades por parte de una sociedad cis hetero patriarcal. 

Para cerrar, tomó la palabra Germán, donde propuso pensar en el otro, pensar en una perspectiva de diversidad sexual y replantear las masculinidades. Micaela hizo una crítica a su propio trabajo pensando que quizás se debería haber realizado un análisis desde una crítica hacia el capitalismo patriarcal. Pensar y entender cómo se estructuran las relaciones sociales, cómo se jerarquizan los roles y funciones en relación al género en la división sexual del trabajo. 

La mesa de salud número 11 trae discusiones ricas y valiosas para poder pensar la salud, la salud colectiva, la feminización del trabajo, el estado de los y las trabajadores y trabajadoras de la salud. Cada trabajo ha aportado valiosas reflexiones y plantean debates que tenemos pendientes como estudiantes y trabajadores. 

Crónica realizada por Andrea Rolón en el marco del Tramo Optativo de la Licenciatura en Trabajo Social de la FTS.

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