“La desigualdad (…) se profundiza con situaciones de crisis como lo es una pandemia (…) y exige nuestra mirada sobre las causas de los problemas”

El día jueves 15 de octubre se realizó el último encuentro virtual del Ciclo de Diálogos titulado “Pandemia, desigualdades e intervención profesional: recuperando los ejes del debate desde una mirada intergeneracional y regional”, organizada por el equipo de investigación del proyecto “Intervenciones sociales del Estado entre los años 2016 – 2019: una lectura a partir de los campos de actuación del trabajo social en el Gran La Plata, en las tensiones entre la redistribución y la restricción” (IETSyS) y la carrera de Doctorado en Trabajo Social.

El día jueves 15 de octubre tuvo lugar la actividad de cierre del Ciclo de Diálogos titulada “Pandemia, desigualdades e intervención profesional: recuperando los ejes del debate desde una mirada intergeneracional y regional”, la cual fue organizada por el equipo de investigación del proyecto “Intervenciones sociales del Estado entre los años 2016 – 2019: una lectura a partir de los campos de actuación del trabajo social en el Gran La Plata, en las tensiones entre la redistribución y la restricción” (IETSyS) en conjunto con la carrera de Doctorado en Trabajo Social. La transmisión se realizó en vivo por el canal de Youtube de la FTS. En esta última edición, dialogaron María Antonieta Urquieta de la Universidad de Chile, Marcela Bueno de la Universidad de La Salle de Colombia, Paula Danel del CONICET y IETSyS, Camila Veliz de la Universidad Alberto Hurtado de Chile y Agustina Favero Avico del IETSyS. Los comentarios estuvieron a cargo de Margarita Rozas Pagaza, directora de la carrera de Doctorado en Trabajo Social (FTS-UNLP) y de Marcela Velurtas, integrante del IETSyS (FTS-UNLP), contando también con la moderación del encuentro por parte de Mariángeles Calvo, integrante del IETSyS.

La primera en tomar la palabra fue María Antonieta Urquieta de la Universidad de Chile, que abrió el diálogo señalando que “la pandemia ha logrado evidenciar mucha crudeza, fenómenos sociales que para el Trabajo Social han sido y van a seguir siendo foco de su campo disciplinario”. Puso especial atención en cómo la pandemia nos ha afectado a todxs de manera desigual, insistiendo con que la crisis sanitaria que estamos atravesando es también social y política “porque pone en cuestión el rol que los Estados y que los gobiernos han adoptado y han jugado en el abordaje de esta pandemia”. En ese sentido, expresó que en nuestra región la pandemia global ha puesto de manifiesto las miserias y fragilidades de la política pública, no sólo refiriéndose a la incapacidad para abordar situaciones de desigualdad en contextos complejos sino que, en muchos casos, las ha profundizado. Desde el déficit en poder observar la situación contextual, pasando por el déficit de su coordinación en contextos complejos y déficit de complejidad de su oferta – por su creciente estandarización e individualización –concluirá llamándonos a “preguntarnos por lo que estamos desplegando con nuestra política pública, la forma en la que la estamos concibiendo”, remarcando la necesidad de repensarla y resignificarla para compre “intervenciones que sean situadas, críticas y que tengan la capacidad de reconocimiento de la conflictividad y de los dilemas complejos de la justicia social”.

Luego fue el turno de Marcela Bueno, quien expresó la necesidad, en este marco de situaciones de incertidumbre, de “dialogar y releer nuestras preocupaciones para pensarnos maneras de enfrentar lo que nos plantea esta realidad que estamos viviendo y la que vendrá”.  Entendiendo la pandemia como un terreno desconocido, nos ha llevado a reflexionar sobre la vida en este momento y lo que será, puntualizando en cómo los problemas que ya tenían lugar en nuestra estructura social se han profundizado y remarcando la importancia de poner la mirada en el contexto. A su vez, remarco que “es claro que la pandemia en términos globales deja unos impactos devastadores, de los cuales nos tendremos que recuperar”, indicando que en nuestra región estos impactos toman formatos sumamente complejos y específicos: desde comprender que quedarse en casa se ha tornado en un privilegio y viendo cómo los trabajos de cuidado recaen en las feminidades, se pregunta qué nuevas respuestas puede dar el Trabajo Social ante viejas y nuevas tensiones. A modo de conclusión, expresó que “la desigualdad es un fenómeno que se profundiza con situaciones de crisis como lo es una pandemia. No aparece con estas, simplemente se hace más visible y exige nuestra mirada sobre las causas de los problemas”, entendiendo que la pandemia nos ha obligado a volver a poner la mirada en lo fundamental y viendo a la crisis como una posibilidad de cambio.

En tercer lugar, Paula Danel, dio cuenta de cómo la situación de crisis nos vuelve a llevar a pensar la intervención del Trabajo Social como tramas, así como también repensar las maneras en que tenemos de pensar a lxs otrxs. Con respecto a esto, señaló que el contexto de pandemia “genera un develamiento de aquellas desigualdades que ya conocíamos, desigualdades que toman rostro de sufrimiento social de una manera notoria y preocupante para nuestro continente”. Entre las reflexiones que compartió, Danel conversó de cómo esta situación crítica pone en un lugar central el reconocimiento de la corporalidad en nuestros procesos de intervención profesional y cómo ha trastocado el modo de vinculación que se da en la misma. Otra de las cuestiones que expresó tiene que ver con que sí el Trabajo Social debe retomar al cuidado como eje central de su intervención y sostuvo que “la idea de cuidado supone mirar al otro, supone preocuparnos por el otro y poder generar estrategias de acompañamiento de una trayectoria que siempre es del otro”.

Para finalizar, expresó que la pandemia ha implicado reconocer que la intervención del Trabajo Social siempre se encuentra tensionada por la incomodidad, reconociendo que “no sólo en pandemia es incomodo intervenir, no sólo en pandemia todo el tiempo nos hacemos preguntas”. A modo de conclusión, retomando las ideas del filósofo catalán Josep Maria Esquirol, remarcó que debemos lograr hacer un pasaje de la filosofía de la resistencia y del amparo a una filosofía de la generosidad, en tanto que para el Trabajo Social implicará “reconocer nuestro carácter precario como sujeto, nuestro carácter interdependiente, donde no somos el Trabajo Social que brinda amparo al otro porque el otro no tiene nada”. La situación de pandemia nos vino a reponer la idea de que nosotrxs también necesitamos de ese amparo, de encuadres institucionales que no nos hagan creer que salvamos el mundo.

A continuación, Camila Veliz  hizo especial hincapié en la situación chilena y, sobre todo, en cómo la revuelta popular de octubre de 2019 y la pandemia global han cambiado de manera paradigmática las maneras de los aprendizajes y las prácticas docentes referidas al Trabajo Social. La revuelta popular, de acuerdo con la oradora, “viene a representar un basta en la sociedad chilena frente a la violencia directa, simbólica, de un Estado que deja en descuido todos los ámbitos de acción de la vida cotidiana”. Las respuestas por parte de la política pública han sido insuficientes para abordar las situaciones de desigualdad propias de Chile, dando cuenta de que la pandemia las ha profundizado y agravado. Para esto, puso especial atención al ámbito educativo y en los contextos dispares del estudiantado chileno, expresando que “la formación a distancia nos pone como docentes ante la disyuntiva si nuestro saber hacer en la formación presencial tendrá el mismo alcance y resultado en el entorno virtual”, poniendo como eje central si se requerirán nuevas didácticas y pedagogías para enseñar y aprender ante un contexto inundado de políticas estatales de corte neoliberal y de una crisis sanitaria nunca antes vista por América Latina.

Para concluir, señaló que “luego de esta crisis sanitaria viviremos los efectos de una crisis económica, social y política, por lo que difícilmente podremos descartar la necesidad de recurrir nuevamente a la reformulación pedagógica en contextos de crisis”.

Por último, tomó la palabra Agustina Favero Avico, la cual centró su exposición en el trabajo investigativo del cual participa referido a las trayectorias vitales de jóvenes en contextos neoliberales vinculadas a la intervención profesional del Trabajo Social. Entendiendo que dichas trayectorias están marcadas por procesos de precariedad e incertidumbre, reflexionó sobre las tensiones del Trabajo Social con las representaciones de dichas juventudes que son negadas y negativizadas. En ese sentido, se preguntó sobre cuáles son las vidas reconocibles en nuestros territorios, reflexionando lo siguiente: “¿Es posible armar un proyecto de vida en condiciones de múltiples desigualdades y múltiples opresiones? ¿Qué proyecto de vida estamos acompañando?”. Desde esta perspectiva, verá a la intervención profesional del Trabajo Social como posibilitadora de prácticas de disciplinamiento y de reconocimiento, llevándonos a la reflexión con respecto a “cómo pensamos los acompañamientos en relación a las ideas de precariedad y de performatividad”. La inclusión social debe ser colectiva y partirá desde la perspectiva que adoptemos, en este caso desde una perspectiva de derechos humanos, teniendo un lugar central las tensiones en relación a la afectividad. En tanto las situaciones de sufrimiento que “en este contexto de pandemia están a flor de piel, corporizados y se evidencian con más claridad”, implicarán no entender nuestra intervención como un requerimiento academicista, sino más bien como experiencias de resistencia y de reconocimiento de lo complejo de la realidad social, llevándonos a pensar con otrxs vidas otras.

Los comentarios finales estuvieron a cargo de Margarita Rozas Pagaza) y de Marcela Velurtas. Como cierre, Marcela Velurtas expresó la necesidad de repensar las intervenciones profesionales del Trabajo Social a la luz de la especificidad de los contextos, remarcando la importancia de recuperar “las preocupaciones compartidas en términos de  repensar las capacidades de la intervención en América Latina, referidas al malestar constante que genera el neoliberalismo persistentemente en nuestras vidas cotidianas”.

Por su parte, Margarita Rozas Pagaza señaló que “nuestra profesión siempre construyó desde la incomodidad, porque justamente allí se encuentra su sentido”. A su vez, remarco que la intervención siempre ha transitado tensiones, pero la complejidad que adquiere en este contexto está vinculada a “un proceso de precarización humana que se ha convertido en una forma de organización de la sociedad, de organización de nuestras vidas”.

En ese sentido, entiende a la acción colectiva como la única manera de transitar la pandemia, dando cuenta de que la historia de nuestra región es rica en resistencias que nos invitan a repensarlas y, a la vez, a remover y destruir algunas categorías conceptuales que quedaron absolutamente obsoletas, en tanto no nos permite nombrar lo que nos pasa: “habrá que desechar viejas estrategias y pensar nuevas en función de las nuevas situaciones que hacen a nuestra cotidianidad, y ahí el Trabajo Social tiene mucho para discutir y, sobre todo,  para decir”.

Nota realizada por Tomás Ojeda en el marco del Tramo Optativo de la Licenciatura en Trabajo Social de la FTS.

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