Notas posibles para pensar la intervención en dispositivos de salud mental en el contexto del Covid-19: “Entre nuevos y viejos desafíos”

El contexto actual definido por la OMS como Pandemia, en el campo de la salud, se articula con la definición de Incidentes Críticos, ofreciendo algunos elementos que nos interesa compartir, como parte de un equipo de atención ambulatoria en salud mental, en el centro de Día Pichón Riviere dependiente del Hospital Dr. Alejandro Korn.

Nos encontramos frente a una situación inesperada y disruptiva, que produce distintas reacciones en las personas afectadas que pueden devenir en diversas formas de padecimientos subjetivos dependiendo de las condiciones previas: “cuáles eran sus defensas, cuáles sus respaldos, espacios de contención entre sus núcleos de vida”. Es decir, la afectación y el impacto es sin dudas diferencial en los grupos sociales más vulnerados en sus condiciones básicas de reproducción de la vida, en un contexto de profundización neoliberal.

A su vez esto ha impactado de manera significativa en la singularidad de los lazos sociales. Los sistemas de relaciones han sido sacudidos por lo que hoy se presenta como una “nueva cotidianidad”, transformándose en nuevas coordenadas a explorar para poder intervenir como agentes de salud.

Este artículo pretende recuperar algunas notas para pensar las intervenciones del Trabajo Social como parte de un equipo interdisciplinario de salud mental. Para ello retomamos preguntas orientadoras: ¿Qué se configura como crítico para la población con la que trabajamos? ¿Lo crítico es nuevo o viene a evidenciar que los problemas ya existentes pueden todavía agudizarse? ¿De qué problemas hablamos? ¿Qué recursos para afrontar lo crítico construyen los equipos y lxs usuarixs de salud mental?

En el dispositivo en el cual trabajamos, las propuestas de intervención se encuentran atravesadas por tres marcas significativas: la vincularidad, el encuentro diario para la realización de actividades grupales, y la atención asistencial que acompaña el sostenimiento de un tratamiento ambulatorio en función de la singularidad de cada usuarix.

A partir de la medida sanitaria central de aislamiento social preventivo y obligatorio presentado el pasado 20 de marzo por el Gobierno Nacional, estas tres coordenadas se vieron reconfiguradas. De esta manera, el objetivo de las prácticas ha estado en un primer momento orientado a evaluar los servicios esenciales a sostener y bajo qué nuevas formas: acercamiento del servicio alimentario esencial y la continuidad de los tratamientos asistenciales en salud mental definiendo prioridades a partir de evaluaciones presenciales (mediante las recomendaciones sanitarias específicas) y entrevistas telefónicas, para garantizar contención en la población, la continuidad de tratamientos farmacológicos y evaluar los impactos del sostenimiento de medidas de cuidado.

Ha sido además un eje transversal de la intervención construir formas de comunicación que permitan instalar la idea de continuidad de la referencia social y sanitaria del Centro mediante nuevas formas de intervención tanto para lxs usuarixs como para sus referentes vinculares y acentuar la presencia con aquellxs que residen solxs.

A más de un mes de esta nueva dinámica de trabajo, podemos observar que algunas de las cuestiones significativas que vamos reconstruyendo como problemáticas que se inscriben en el escenario actual hacen trama con las condiciones de reproducción social de la vida de la población con la que trabajamos. El escenario con el que nos encontramos está signado por:

-Agudización de problemáticas psicosociales a partir del aislamiento, soledad relacional y la menor disponibilidad de figuras de apoyo, que también tuvieron que reconfigurar sus intervenciones de acompañamiento.

-Tensiones entre las prácticas de cuidado, autocuidado que han podido incorporar pero que se encuentran obturadas por condiciones estructurales de precarización de la vida y el acceso a servicios básicos. La precariedad de los lugares donde residen (Pensiones), dificulta el sostenimiento de medidas de cuidado y distanciamiento social.

-Desigual acceso a la tecnología que profundiza la vivencia del aislamiento para muchxs usuarixs.

-Complejidad en la articulación con los múltiples actores institucionales que intervienen en el proceso de acceso a los beneficios de la seguridad social. Relacionado a las condiciones de funcionamiento de cada uno, provisión de información, modalidad de los requisitos de acceso y escasa reactualización de algunos beneficios de la seguridad social.

El desafío está en poder situar la integralidad del proceso de salud-enfermedad-atención y cuidado. Las distintas problemáticas van configurando la necesidad de articular con distintos actores de la política pública intersectorial, que en relación a los procesos de externación sustentable y el marco de la Ley Nacional de Salud Mental no presenta avances significativos. Como parte de colectivos que disputan modelos de atención de la salud mental desde una perspectiva comunitaria, entendemos que es fundamental pensar en el acceso a la vivienda, a la tecnología, a los recursos previsionales, como derechos que deben ser garantizados para sostener un proyecto de externación.

Entendemos que a su vez esto legitima procesos de trabajo que requieren que efectivamente se reconozcan los aportes de la atención comunitaria de salud mental, resituando las medidas de aislamiento desde alternativas colectivas. Nos encontramos frente a un momento en el cual desde la distancia de los cuerpos debemos pensar en conjunto con lxs usuarixs otras intervenciones que propicien abordar el impacto del aislamiento, que es singular en cada unx y que así lo expresan, en donde entren en juego entonces otros aspectos de lo cotidiano como lo lúdico, lo creativo, lo formativo y lo vincular.

Al respecto, consideramos que el Trabajo Social realiza un aporte significativo en los aspectos de organización grupal, desde una mirada más colectiva del cuidado y propiciando instancias de debate que permitan poner en común nuestras preocupaciones y la exigibilidad de los recursos necesarios que nos acompañen. Los cuidados de los procesos de trabajo son parte de la lucha por las condiciones de trabajo.

Por último, nos permitimos pensar que este escenario implica el desafío de potenciar las disputas que se vienen dando en el campo de la salud mental centradas en visibilizar los modos en que los procesos de salud se inscriben en la trama de lo social y que no pueden ser pensados sin el cuestionamiento a las distintas formas en que pretende naturalizarse la precarización de la vida.

 Bibliografía 

MINISTERIO DE SALUD DE LA NACIÓN ARGENTINA (2020). RECOMENDACIONES PARA LA ASISTENCIA Y ATENCIÓN AMBULATORIA SALUD MENTAL DURANTE LA PANDEMIA. http://www.msal.gob.ar/images/stories/bes/graficos/0000001885cnt-covid-19_recomendaciones-asistencia-atencion-ambulatoria-salud-mental.pdf

Capacitación Covid a cargo de PROSAMIC- Subsecretaria de salud mental, consumos problemáticos y violencia de género. ms.gba.gov.ar

Bang, C. (2014). “Estrategias comunitarias en promoción de salud mental: Construyendo una trama conceptual para el abordaje de problemáticas psicosociales complejas” en Psicoperspectiva Vol. 13, Nº 2, pp. 109-120.

Mural: Bastardilla y GLeo / Fotografía: Buenos Aires Street Art.

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