El Coronavirus y la agenda política municipal. El desafío de hacer frente a la Pandemia en una ciudad inundable

Como es de público conocimiento, la Región del Gran La Plata ha sido alcanzada por el nuevo Coronavirus (Covid-19). Desde las diferentes esferas gubernamentales (Nación, Provincia y Municipio) se han tomado diversas políticas públicas tendientes a la prevención, contención y cuidado de la comunidad. Las mismas han transitado desde la construcción de “Hospitales de campaña”, subsidios de emergencia, comunicaciones oficiales de prevención y auto cuidado, congelamiento fiscal, decretos de aislamiento social obligatorio, entre otras. Esto lleva a preguntarme: ¿Sobre qué concepto de Salud y generación de Salud Pública se apoyan las políticas públicas planificadas, diseñadas y ejecutadas en nuestra ciudad?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la Salud como el estado completo de bienestar físico y social de una persona apartándose del antiguo postulado biologicista de la ausencia de enfermedad. Al incorporar una dimensión conceptual integral y promocional que se centra en el bienestar social tiende a complejizar la planificación y diseño de intervenciones de manera que cumplan con la integralidad que pregona la nueva conceptualización. Es en este punto que la integralidad pone en jaque las tradicionales políticas públicas focalizadas demandando el alejamiento de prácticas sanitarias unidimensionales y meramente clínicas. Y es aquí donde entra en juego el concepto de “Hábitat Urbano”. El hábitat urbano consiste en un fenómeno mucho más amplio que la vivienda y el tipo de construcción de la misma. Puede ser definido como un proceso social multidimensional a través del cual el sujeto accede a la ciudad. Está compuesto por el acceso a una vivienda; servicios públicos como electricidad, agua, gas, transporte público, atención médica clínica; así como el acceso a un ambiente sano y a la seguridad jurídica de la propiedad de la tierra.

El partido de La Plata, según el último censo del Indec (2010) cuenta con una población total de 654.324 habitantes donde una gran parte viven en zonas peri-urbanas (zona territorial intermedia que sin ser rural carece de un proceso integral de urbanización) dónde “el acceso a la ciudad” entendido como una variable del “Hábitat Urbano” es muy limitado para las familias. Por el mal estado de las calles las familias ven afectado su acceso a un modelo de salud pública ya que no llegan las ambulancias, muchas familias se encuentran alejadas de las Unidades de Pronta Atención (UPA) o Centros de Atención Primaria (CAPS), los servicios de transporte público son deficitarios ya que cuentan con pocas “rutas” que terminan quedando alejadas de las casas de los/as vecinos/as además del deficitario esquema de frecuencias.  El “acceso a la ciudad” es una variable de vital importancia a la hora de pensar la caracterización del territorio en el que vivimos. La ausencia o deficiencia del mismo impacta notoriamente en la capacidad de la comunidad para dar respuesta a la dinámica de los conflictos de la vida cotidiana y, en lo que atañe a los momentos actuales que vivimos, a los impactos de los incidentes críticos como la actual Pandemia.

Es necesario afrontar que vivimos en una ciudad inundable y por ende diseñar políticas públicas integrales que intervengan en esa realidad desmitificando la dicotomía de si la inundación es una catástrofe natural o social, o si sus consecuencias son evitables o inevitables. Mientras la Sociedad Civil debate acerca de estas cuestiones, tomando posiciones por una u otra conceptualización dicotómica, la falta de políticas estatales de regulación del suelo urbano y de preservación de los humedales naturales como mecanismo que la propia naturaleza creó para la absorción del excedente hídrico, sigue existiendo mientras se profundiza cada vez más.

Al considerarse que la lluvia es un fenómeno natural pero la existencia de inundaciones con alta capacidad dañina es un fenómeno social que sustenta la idea de catástrofe social y trae consigo consecuencias evitables, es menester que se logre la superación de las mismas para focalizar los análisis en cuestiones esenciales que conlleven a una intervención integral sobre la problemática. Consecuencia de la deficitaria planificación urbana y el descontrolado/desregulado mercado inmobiliario, vivimos cotidianamente en una ciudad inundable. ¿No debería el Estado Municipal poner en agenda esta situación de inundabilidad de la ciudad encontrándonos en los meses más lluviosos del año?

No sólo debe ponerlo en agenda, sino planificar y diseñar política pública que contemple la intervención territorial de prevención y contención a través del saneamiento de cuencas; desmalezamiento y limpieza de arroyos; acondicionamiento de establecimientos públicos ante potenciales necesidades de evacuación de familias teniendo en cuenta el contexto de “aislamiento social obligatorio” en el que nos encontramos y la situación de anegabilidad de varios barrios platenses ante la caída de precipitaciones de diversa duración e intensidad; acondicionamiento y mejoramiento de calles, entre otras medidas más que hacen a la integralidad.

Si pretendemos intervenir sobre la generación de salud pública potenciando el bienestar social y lo saludable de la comunidad no se debe dejar librada al azar esta realidad que viven miles de familias en las decenas de barrios periféricos de nuestra ciudad. Es necesario actuar de forma preventiva e integral ahora, mañana es tarde.

 

Fuente de imagen: Infocielo

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