Habernos egresado en la facultad inevitablemente nos lleva a hacer, al interior de cada unx de nosotrxs, un recorrido por todo lo que vivimos en nuestros años de formación. Nos lleva a recordar los miedos y las incertidumbres de los primeros días, las primeras charlas con nuestrxs compañerxs, las tardes de estudio, los mates compartidos en cada clase o en nuestros procesos de prácticas de formación profesional.
Y es que ser parte de la Facultad de Trabajo Social es un poco de todo eso y más. Es encontrarse con compañeras, compañeros, profesionales de nuestra disciplina y también de otras. Es participar de espacios de debate en donde se discuten no sólo aspectos de la profesión, sino también problemas que atraviesan a nuestra sociedad en la actualidad. Es compartir con lxs otrxs experiencias que nos permiten aprehender otros modos de entender la vida.
El deseo de juntarnos con lxs otrxs es muy propio de nuestra profesión, la cual entiende la fortaleza que tiene formarnos y reconocernos como colectivo
A lo largo de estos años de formación, fuimos buscando como estudiantes espacios que permitan ampliar estos debates e intercambios. Espacios que fuimos encontrando en las clases, en reuniones en el patio, en las marchas, en jornadas o en asambleas. Este deseo de juntarnos con lxs otrxs es muy propio de nuestra profesión, la cual entiende la fortaleza que tiene formarnos y reconocernos como colectivo, para poder construir herramientas que nos abran el juego y participar en ámbitos que hoy nos son negados. Ser parte de esta facultad nos permitió comprender lo necesario que es esto en el contexto actual, el cual parece fragmentar cada vez más las respuestas a los problemas que se presentan en la sociedad.
Nos hemos ido involucrando, en este tiempo, en distintos procesos de lucha. Hemos marchado junto a compañeras y compañeros, a profesores y profesoras, a colegas que transitan otros espacios. Nos hemos reconocido a favor de la ampliación de derechos de las minorías, en relación a la educación, a la salud, a cuestiones de género y de niñez, de vivienda, de trabajo.
Nos hemos ido involucrando, en este tiempo, en distintos procesos de lucha. Hemos marchado junto a compañeras y compañeros, a profesores y profesoras, a colegas que transitan otros espacios
Al formarnos para ser trabajadorxs sociales, asumimos el compromiso y la responsabilidad de poder seguir ahondando en estas discusiones, de construir espacios con otrxs en los que se puedan re-pensar las herramientas que nos brindan hoy para poder intervenir y a la vez diseñar otras nuevas, de resignificar nuestra profesión en la coyuntura social que es siempre cambiante.
Hoy, estando más cerca de ser profesionales que de ser estudiantes, tenemos ante nosotrxs el desafío de no olvidar todo lo que hemos aprendido en estos años y de poder trasladarlo a nuestras intervenciones concretas, sea cual sea el ámbito en el que nos vayamos a desempeñar como trabajadorxs sociales. Esta tarea de reflexionar y problematizar distintos aspectos de la realidad, entendemos que no se agota al finalizar nuestra formación, sino que debe seguir interpelándonos durante nuestro ejercicio profesional.
Hoy, estando más cerca de ser profesionales que de ser estudiantes, tenemos ante nosotrxs el desafío de no olvidar todo lo que hemos aprendido en estos años y de poder trasladarlo a nuestras intervenciones concretas
Es esperanzador haber llegado al egreso y ver a las compañeras y compañeros con los que tanto hemos debatido, y de los que tanto hemos aprendido, vernos tan unidxs a pesar de ser tan distintxs. Saber que en un futuro nos encontraremos con ellos en espacios de trabajo, como colegas en la profesión que elegimos, nos llena de alegría y nos brinda la seguridad de que es posible construir una sociedad más justa.
Muy bueno Juana. Felicitaciones por tu egreso!