Mónica Navarro: “La lógica patriarcal es tan fuerte que las mujeres mayores tienen miedo de decir que no quieren cuidar”

El pasado mes de marzo se organizó la Jornada Ancestras en la FTS, la cual se propuso articular los saberes, el género y la edad bajo la consigna “Tejiendo experiencias colectivas”. En este evento llevado adelante en conjunto con la Universidad Nacional de Tres de Febrero, pudimos dialogar con Mónica Navarro, Directora del Programa Ancestras, sobre el nacimiento de la palabra que da nombre a las jornadas, la relación género-vejez y la construcción identitaria de las personas como mayores.

Iniciamos la entrevista a Mónica Navarro, la Directora del Programa Ancestras, con palabras de bienvenida a todos/as y un agradecimiento por la amplia participación. También se agradeció la generosidad el equipo de UNTREF que nos invitaron a soñar esto, nos invitaron a parirlo.

Compartimos con los/as presentes referencias al movimiento y el cimbronazo que nos generó en términos intelectuales, la posibilidad de reflexionar sobre temas que no veníamos pensando con tanta regularidad. También y fundamentalmente compartimos nuestras implicancias más subjetivas, el reconocernos en otras mujeres que nos habilitaron, que lucharon para que podamos estar en el espacio universitario trayendo nuevas ideas. Y también porque nos enseñaron, en mi caso, a maternar.

Muchas de las cosas que sabemos sobre las implicancias de cuidar al otro, y que en mi caso personal me define, tiene que ver con esas mujeres de las que nos sentimos herederas. Desde ese lugar, se le pidió a Mónica que comparta las razones del surgimiento de Ancestras.

La entrevistada agradeció el espacio, reconociendo que son muchos las colegas que participan de esta actividad y se reconocen muy trabajadoras ya que saben que el programa que llevan adelante es parte del esfuerzo de cada una de ellas. Valoramos muchísimo lo que se genera, la energía colaborativa. Agradeció a todo el equipo de la FTS, porque constituye un desafío traer una actividad que funciona en otros territorios, y que nos abrimos para ver qué pasa en otro espacio.

Para Navarro, “las mujeres somos valoradas específicamente en nuestra identidad como reproductoras. Y en estos tiempos donde estamos desestabilizando tanto el patriarcado, cómo podíamos perturbar esa imagen de la mujer, que fuera de la maternidad no tiene un nombre que la dignifique, que la muestre como valiosa y que contemple esa transmisión de legado transgeneracional que las mujeres hacemos de todas maneras, como acaba de decir Paula. Somos acá, actuamos acá, tenemos acá cosas que nos vienen de nuestras ancestras, de las más lejanas y de las más cercanas”. Y en este sentido profundizó: “y esa palabra, Ancestra, se convirtió en significante que en una jornada que preparamos con mucho cuidado, en la cual pusimos en marcha un dispositivo muy original. Hoy va a ser la primera vez que en la Universidad Nacional de La Plata se haga un círculo de mujeres con estas características. Fíjense que importante que la universidad nos invita a hacer una experiencia, que no es propia de las universidades. Los círculos de mujeres en general están pensados como encuentros bajo la luna llena. Bueno, hoy vamos a hacer una luna llena acá. Ancestras es eso, es un significante que cobra sentido porque cada una de ustedes entendió que hay algo en esa palabra que las convoca. Y nos convoca a pensar, a pensarnos a cada una de nosotras y a los varones a pensarse como parte del legado de la transmisión de las ancestras. Ser Ancestra significa haber recibido algo de las mujeres que nos antecedieron y tener la responsabilidad de transmitirlo a las siguientes. Cada una, cada uno, cada une sabrá qué es eso que tiene que transmitir. Hoy van a empezar a verlo en experiencia, pero la idea es que estamos aquí para decir aquello que pretendemos, incomode, desestabilice y nos vaya mostrando cuál es el camino por el cual el patriarcado se va a caer. Acá empezó otro”.

Seguimos la entrevista consultándole a Mónica a partir del proceso que nos dimos en la convocatoria a la Jornada, cómo se produce un proceso de no reconocimiento como mayores por parte de algunas mujeres y también en relación al feminismo. No necesariamente las compañeras a las que convocábamos se identificaban desde estos lugares. De hecho aparecía algo que tal vez incomodaba, como no querer ser colocadas en ese lugar. Y ahí nos hacía repensar qué significados le colocamos al feminismo, y también que eso es epocal, que lo que hoy se piensa como feminismo no ha sido siempre igual. En el panel de apertura el Decano de la FTS, Néstor Artiñano, nombraba la lucha de las mujeres por el derecho al voto, que muchas de las mujeres con las que hablamos experimentaron y fueron protagonistas de ese primer voto. Algo que para nosotras está naturalizado y ahí la pregunta que se me ocurría es: “¿Cómo pensar este aporte del feminismo a los debates que venimos teniendo en el campo de vejez, en el campo gerontológico?” “¿Cuáles son los puntos de anclaje para poder generar esos puentes que permitan reconocer esos debates, sin que en la previa no se quieran escuchar?”

La respuesta de Mónica versó de este modo: “en realidad el orden de géneros, el orden normativo que organiza el mundo, tiene bien separado todo. Tiene como casilleros para que entren todas las cosas que nos interesan en la vida, en este mundo de consumo, sin que haya demasiado contacto entre sí. Fíjense lo poderoso que es el movimiento de mujeres hoy, porque pudimos romper esos casilleros y empezar a juntarnos entre todas las clases, es bastante policlasista el feminismo en Argentina. Y que varias orientaciones feministas pudieran empezar a decir bueno eso lo seguimos hablando después, pero ahora nos pintamos todos, todas, todes, porque hay que lograr el aborto legal y gratuito. Ese movimiento desestabilizador también viene de la mano de un feminismo que se está renovando, de un feminismo, de varios feminismos que empiezan a aportar distintas ideas”. En esta misma línea, argumentó sobre la relación género y edad sosteniendo que “todas, salvo que nos ocurra algún problema, vamos a envejecer. Y por qué todas las feministas no podemos identificarnos con las mujeres mayores. Porque las mujeres mayores están colocadas en otro espacio que las aleja de la toma de conciencia, de la elaboración, de la accesibilidad a los temas de género. Entonces empezamos a pensar que esta teoría interseccional requiere de una intencionalidad, es decir, para poder unir estas dos categorías teóricas y hacerlas realidad en el campo, en el territorio, en el espacio de intervención, es necesario tomar la decisión de hacerlo, como en esta jornada”.

Frente a esta contundente y reflexiva respuesta, le propusimos pensar juntas lo que nos pasó en las convocatorias, algunas mujeres nos decían “¿Por qué me invitás a mí? Si yo no soy una persona mayor”. Por lo que nos preguntamos por los procesos identificatorios y por el pensarnos como envejecientes: ¿Por qué para las mujeres aparece con esta incomodidad de poder reconocerse como persona mayor? Viendo a las compañeras de PAMI -en el público-, muchas veces nos hemos encontrado con relatos de mujeres que cuando llegaron a ser personas mayores lograron un reposicionamiento en sus trayectorias de vida que antes no habían podido. Entonces ¿por qué solo aparece asociado el ser persona mayor como algo exclusivamente ligado a las perdidas? ¿Qué responsabilidad tenemos los gerontólogos en esa construcción de aquello temido para pensarse vieja?

La respuesta de Mónica es en relación a cómo el orden de género, el mensaje normativo que tiene este modelo social patriarcal dentro del cual realizamos nuestras vidas cotidianas, es muy claro: “es un mensaje que está orientado al consumo, el orden de género está asociado al capitalismo, no son dos cosas distintas. Ahí discutimos a veces las feministas. Pero el orden patriarcal es solidario del capitalismo, del colonialismo. Es decir, justamente se incrementa el resultado de esa potencia que juntos logran el consumismo, el capitalismo y el patriarcado”. Y respecto a la lucha contra estos sistemas de dominio se refirió: “bueno, saltando la valla, mostrando que nosotras podemos recuperar todas esas identidades construidas para poder empoderarnos. Ser Ancestras es ser poderosas, es tener algo para dar y para transmitir. Las mujeres que recibimos el mensaje de que las mujeres solo servimos para reproducirnos o para cuidar, una vez que no podemos cuidar, ya pasamos a otra categoría de cuerpos destinados a ocupar espacios, por ejemplo, en los geriátricos. Es decir, esa lógica patriarcal es tan fuerte, tan fuerte que las mujeres mayores a veces tienen miedo de decir que no quieren cuidar, que no se bancan a los pibes todo el día, que quisieran hacer otras cosas, que para eso desearon estar desocupadas del trabajo formal para hacer de su vida un recreo en ese momento, y sin embargo, no se animan a decirle a sus hijas, hijos, que desean hacer otras cosas. Uno ve mujeres muy mayores llevando niños a upa, corriendo colectivos, qué seria si las mujeres pudiéramos decir no, es mi tiempo, quiero estar con mi nieto cuando tengo ganas, no ser la cuidadora fija para que esta economía funcione. Las mujeres hemos sido oprimidas por el patriarcado toda la vida, todo el trabajo invisible que hacemos las mujeres ha permanecido, ha permitido que el sistema funcione, que este sistema económico funcione. Cuando hacemos paro, cuando decidimos no trabajar, cuando decimos hagan sin mí, es cuando se pone incómodo el patriarcado”.

Le planteamos a Mónica que sus ideas quedan resonando sobre todo el modo en que fue atando las mismas con las experiencias de las viejas. Queda flotando en el aire la idea de las microresistencias, reconociendo los aportes a la reproducción de miradas de las relaciones de género y los modos cómo las viejas vienen resistiendo. La historia es tan compleja, con tanto movimiento, que hace posible que se reproduzcan algunas cosas pero también la capacidad de subvertir el orden de otras.

Mónica ilustró sus palabras con algunas fotos, en el que hay mujeres de todas las clases sociales participando de la lucha feminista, que tienen algunas la posibilidad de ser alojadas en espacios feministas que las reconocen como pares y que las invitan a protagonizar este movimiento. Son fotos de los Encuentros Nacionales de Mujeres. Y una de las fotos es Malva, es una mujer trans que es una de las que vivió mas años que hemos podido registrar. “Malva que parte del nombre de flor, de una película de una compañera nuestra. Cuando vean ‘Madame Baterflay’ escrito como suena, o ‘Malva, con nombre de flor’ se trata de esa película documental, que muestra la historia tremenda de una mujer que no podía definirse como tal porque el afuera la torturaba y la obligaba a prostituirse. Es la historia narrada en primera persona. Esta mujer, Malva, entiende, entendió -murió hace un par años- de género muchísimo más que nosotras en muchos años de estudios, de consultas y de lecturas, porque vivió en carne propia lo que significa, lo perturbador que es tener un cuerpo que dice otra cosa cuando la identidad pelea por ser reconocida como mujer. Y la otra es una de las primeras feministas que estuvo luchando por el tema del derecho al aborto, es decir, las organizadoras de los encuentros de mujeres, que se hacen hace 33 años. Por favor vengan todas al Encuentro Nacional de Mujeres que va a ser en La Plata, no pueden perdérselo. Las organizadoras, son viejas, pero se definen como primero feministas, después viejas, en algún caso”.

“Lo último que quería mostrarles, es la frase esta que les decía de Marcela Lagarde. Fíjense que interesante, con esto nos inspiramos, con esto decidimos ir para adelante con esta propuesta. Dice ‘…y para ello es preciso lograr el derecho a que cada mujer tenga conciencia de su ser y su mismidad. Conciencia biográfica (esto que estábamos hablando recién) y conciencia histórica de género. Las mujeres precisamos saber que no somos huérfanas, que tenemos Ancestras y que si estamos aquí (hoy, en La Plata, en la facultad) ha sido, entre otras cosas, por los afanes de nuestras madres y nuestras antepasadas, tanto como por los esfuerzos de nuestras contemporáneas’, las pibas diría yo”.

La entrevista dejó pasajes potentes, esperanzadores e invitando a inscribir este tema en nuestras agendas militantes y académicas.

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