Diálogos| martes, 3 de octubre de 2017

Roberto Salvarezza: “Nos llevan a un país periférico destinado a producir productos primarios para los poderosos que manejan la tecnología”

Es Doctor en Bioquímica y actual candidato a Diputado Nacional por Unidad Ciudadana. Entre 2012 y 2015, fue presidente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), gracias a una destacada labor en el área de nanociencia y nanotecnología. En esta entrevista con Entredichos, analiza el panorama del sistema científico en el contexto político actual, desde una mirada crítica y de largo plazo.


por Claudia Tello

En la entrevista realizada durante las X Jornadas de Investigación, Docencia, Extensión y Ejercicio Profesional (JIDEEP) organizadas por la FTS-UNLP el 14 y 15 de septiembre de 2017, Roberto Salvarezza nos propone un recorrido histórico y reflexiones trascendentes sobre el vínculo entre sistema científico y modelo de país. A su entender, la Argentina muestra un trayecto oscilante en el desarrollo del pensamiento propio. Un momento especial para la ciencia argentina fue en la década del ’60, el cual culminó con las acciones represivas hacia el quehacer científico y universitario que llevó adelante el golpe de Estado propiciado por Juan Carlos Onganía en 1966. En esa época, se produjo la denominada “Noche de los bastones largos”. Este acontecimiento implicó renuncias masivas de profesionales tras la consideración del pensamiento crítico como peligroso y subversivo. La situación empeoró con la llegada de una dictadura más cruenta que se extendió entre 1976 y 1983, luego de un corto período de gobiernos constitucionales.

Para Salvarezza, con la vuelta a la democracia se produce la normalización de las universidades, del sistema científico y el retorno de profesionales exiliados. Pero, lamentablemente, el acompañamiento económico no fue el que se debía tener. En 1988 se produce otra emigración de científicos, aunque esta vez fue un éxodo derivado de las malas condiciones laborales. Así se inicia el período neoliberal, el cual significó trabajar en un sistema científico congelado. La ciencia no tenía cabida y tampoco lugar donde aplicar los conocimientos, frente a una concepción neoliberal que la concebía inútil para el ámbito estatal. Esta época contrastaba fuertemente con el paradigma que habían sostenido los gobiernos peronistas en los años ’40 y ’50, el cual incluía la labor científica en el desarrollo de la soberanía y la industria nacional. De esta manera, durante el menemismo se cambió a un modelo de país que se desprendió de sus bienes y de su producción de conocimiento en detrimento del bienestar de su población y de un proyecto independiente. Según nuestro entrevistado, en los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández se volvió a invertir decisivamente en ciencia y educación. Se multiplicaron los presupuestos de las universidades y de los organismos de ciencia y técnica. Los logros que se alcanzaron pueden ejemplificarse con desarrollos científicos en diversas áreas que incentivaron la soberanía satelital y de telecomunicaciones, como el avance nuclear aplicado con fines pacíficos. También cabe destacar la soberanía alimentaria, con producción de semillas propias, el adelanto en soberanía energética y en salud. En la actualidad, Salvarezza cree que la pérdida de control del Estado sobre las herramientas de soberanía nos lleva a ser un país periférico. A su entender, el nuevo gobierno que asumió en 2015 retornó al modelo neoliberal. Esto implica que se está orientando al Estado hacia la compra de tecnología y se intenta instaurar un esquema agroexportador y de negocios financieros. Con esta nueva realidad, buena parte de los desarrollos científicos en ejecución ven amenazada su continuidad. El entrevistado menciona, por ejemplo, el satélite ARSAT que ha sido puesto a disposición de una empresa estadounidense, la cual obtendrá el 51% de las ganancias sin haber hecho inversión ni gestión alguna y utilizando una órbita asignada a nuestro país. Por otra parte, la actual administración también castiga a la industria con las importaciones. Lo que hace que el sistema científico argentino también pierda razonabilidad y razón de ser frente a la pérdida de soberanía nacional. Consultado sobre qué transformaciones requiere el sistema científico para restablecer un círculo virtuoso entre conocimiento, desarrollo nacional, industria y bienestar de la población, Salvarezza explicita la necesidad de una articulación de los distintos actores del sistema y de una distribución más armónica en la extensa geografía del país, ya que la mayor parte de los recursos humanos se encuentra en las zonas centrales. Asimismo, cree que se debe responder, en forma consensuada, cómo y a quién transferimos los conocimientos producidos. A su entender, dado que en nuestro país las empresas privadas no demandan conocimiento científico, esta tarea debería asumirla el Estado, ya que tiene enormes déficits de conocimientos. Y a pesar de que la única inversión en ciencia es la pública, el Estado no recurre a los organismos de ciencia y técnica, los cuales deberían ser los primeros asesores en temas medioambientales, de salud y en muchos otros campos. Como en el contexto político actual se apunta a la contratación de consultorías privadas, muchas del exterior, Salvarezza nos deja en la entrevista una honda preocupación. En sus propias palabras: “ya sabemos cómo termina esto, con préstamos y deuda” para que “finalmente el Banco Mundial diga que hay que privatizar la CNEA o el CONICET”.

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