El 23 de marzo se hizo entrega del legajo reparado de la estudiante desaparecida Liliana Irma Ross, a sus familiares. El acto convocó a docentes, no docentes, graduados, estudiantes y autoridades de la UNLP. Estuvieron presentes y compartieron sus reflexiones: Ana Barletta, Vice Presidenta de la UNLP, Verónica Cruz, Prosecretaria de DDHH de la UNLP, Alejandra Wagner, Decana de la FTS, y Analia Chillemi, coordinadora del Área de Derechos Humanos de la FTS. En representación de los estudiantes hablaron, Rocío Lissa (Centro de Estudiantes – Agrupación 26 de junio), Viviana Ríos Alvarado (agrupación La Revuelta ) y José Arlegui (integrante de la agrupación Simón Bolívar).
Durante la actividad, se compartió un video que recupera momentos de la vida de Liliana Ross, donde la muestran como integrante de un grupo folklórico y en el trabajo barrial como una joven comprometida con su vocación, militancia y compañeros. Estas instantáneas de la vida de Liliana estuvieron acompañadas por la canción: “Qué vivan los estudiantes” de la cantautora Mercedes Sosa.
Las palabras de los representantes de las organizaciones estudiantiles, Rocío Lissa, José Arlegui y Viviana Ríos Alvarado fueron especialmente profundas y emotivas porque recuperaron y reivindicaron la militancia como posición ante la vida, como escuela y aprendizaje colectivo. También consideraron a la carrera de Trabajo Social como una elección con una intrínseca vocación transformadora. En este punto, si bien en la reparación del legajo de Liliana se especifican los motivos de la interrupción de su formación por la desaparición forzada y posterior asesinato, se recuperó como legado su compromiso como joven estudiante y militante en la Juventud Universitaria Peronista.
Ana Barletta hizo referencia al compromiso que asume la Universidad en el acto de reparación de legajos de estudiantes y trabajadores de esta institución. Alejandra Wagner hizo hincapié en estos actos de celebración de la memoria, donde lo simbólico, el encuentro y el clima de rememorar nos reparan también a nosotros. Verónica Cruz expresó su emoción por tratarse del primer acto de estas características realizado en la facultad en la que estudió, ejerció la docencia e integró la gestión. También destacó el desafío que asume la UNLP al propiciar que cada facultad recupere la memoria y su historia en la figura de sus estudiantes y trabajadores desaparecidos, la necesidad y la responsabilidad que implica construir estas áreas de DDHH en cada casa de estudios. Luego se leyó la Resolución de la Universidad en la que se realiza la reparación del legajo de Liliana Ross y se mencionan las causas por las que no pudo culminar la carrera.
Luego, la decana y la coordinadora del área de DDHH de la FTS invitaron a los familiares de Liliana Ross a descubrir la nueva placa que rectifica algunos datos del homenaje realizado años atrás. Allí, el hermano de Liliana Ross junto a su familia, dirigió unas palabras, expresando su emoción y profundo agradecimiento por este acto de reparación hacia Liliana.
El acto de reparar un legajo implica reconstruir la vida de ese docente, ese trabajador, ese estudiante y en ese acto de historizar se renuevan datos a partir de los múltiples aportes realizados por los juicios de lesa humanidad, relatos y recuerdos de compañeros de militancia y familiares, el trabajo de profesionales como los que integran el Equipo Argentino de Antropología Forense, fuentes como los organismos de DDHH y la UNLP, entre otras.
Según lo recuperado en la reparación del legajo de Liliana Ross, se sabe que permaneció detenida en La Plata, en la Guardia de Infantería de 1 y 60. En el marco de la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas, se supo que los restos de Liliana fueron inhumados como NN el 2 de febrero de 1977 en el cementerio de San Martín. Pudo comprobarse que su embarazo no llegó a término y que la joven fue asesinada el 1 de febrero de 1977 en un enfrentamiento fraguado ocurrido en las calles Pasco y Roca de la localidad de Ciudadela, provincia de Buenos Aires.
Cada momento, cada gesto, cada silencio de este encuentro, tuvo el peso simbólico y ritual que da lugar al acto de reparar, subsanar, recordar a esa joven estudiante de Trabajo Social que es parte de nuestra historia, de nuestra memoria como Facultad y por eso parte de lo que somos, de nuestra identidad y de lo que nos define como colectivo.
Crónica: Cynthia Ramacciotti
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