Opiniones| jueves, 21 de noviembre de 2019

Flamantes egresadas en fonoaudiología de la FTS: miradas colectivas y empáticas que empoderan y transforman la fonoaudiología actual

El egreso fue un momento de reflexión y construcción de identidad que nos ha atravesado y movilizado de todas los maneras posibles. Este contacto con los compañeros de Trabajo Social nutrió inmensamente nuestra formación profesional, personal y ciudadana. Esto motiva nuestra intención de hacer público este agradecimiento que busca fundamentalmente, poner en valor la calidad educativa y humana que se brinda y transmite en la FTS-UNLP.


por Luciana Beltrachini

Hay caminos que se recorren con el enfoque pura y exclusivamente puesto en el destino, que se inician con la idea fija de terminarlos y si en ese recorrido se logra aprender algo, mejor. Esto sucede generalmente cuando las elecciones se fundan en obligaciones, necesidades o exigencias externas a uno mismo. Así, motivadas por necesidades administrativas y de acceso a diversos organismos del campo laboral, fue que un numeroso grupo de fonoaudiólogas dimos nuestros primeros pasos en la propuesta del Ciclo de Complementación Curricular de la FTS.

Las primeras búsquedas dentro del lugar pretendían encontrar más de aquello que ya traíamos. Sin embargo, desde el día uno, la sorpresa en compañía de la incertidumbre nos iban alejando de nuestra zona de confort. Había algo, que a pesar de confundirnos nos mantenía firmes en dirección desconocida pero confiable. Sí, así, aunque suene incompatible.

En este recorrido de deconstrucción y construcción continua, de desafíos y aprendizajes permanentes fue que fuimos encontrando nuestro lugar, nuestra misión y todas las razones por las cuales nos habíamos encontrado en ese momento acá y no en otro sitio.

Gracias por recibirnos, por entender nuestros procesos, por apostar a nuestra formación, por brindarnos una educación de calidad, académica y humana. Gracias, por honrar y legitimar la educación pública y gratuita en cada práctica

La Facultad de Trabajo Social nos abrió las puertas, nos abrazó, nos incluyó, nos hizo parte. Y en ese “hacernos parte”, se propuso lograr que nos miráramos desde perspectivas nuevas, críticas y constructivas. Se propuso que además de ansiar el destino, transitáramos significativamente el camino. Nos interpeló con el claro objetivo de movilizarnos y generarnos la apertura necesaria para seguir creciendo.

Este trayecto nos enriqueció como estudiantes, nos transformó como profesionales y nos reinició como sujetos. Nos llevó a ese terreno tan desconocido como apasionante, tan complejo como genuino y tan libre como comprometido: libre de prejuicios, minado de convicciones, guiado por la lucha bajo la condición irrenunciable de la empatía.

Esta facultad nos recibió “grupo” y nos despide “colectivo”.

Gracias por recibirnos, por entender nuestros procesos, por apostar a nuestra formación, por brindarnos una educación de calidad, académica y humana. Gracias, por honrar y legitimar la educación pública y gratuita en cada práctica. Gracias a cada persona que trabajó para hacer esto posible. Y finalmente, gracias por transformar nuestra necesidad y la de muchos, en un derecho de todos y todas.

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