Diálogos| martes, 26 de diciembre de 2017

Dora Barrancos: “Donde se elevan las condiciones de posibilidad colectiva de las mujeres, el patriarcado se estremece”

Es Doctora en Historia, referente académica y militante en cuestiones de género. En esta entrevista con Entredichos, habla acerca del feminismo en la actualidad, la relevancia y espacio creciente que ocupa en las organizaciones e instituciones sociales, la reacción social de los hombres, la crisis del patriarcado y la importancia de los protocolos en las instituciones para la intervención en hechos de violencia sexual.


por María Laura Naclerio

Dora Barrancos es investigadora y militante en temas sobre feminismo. A su vez, tiene una gran trayectoria como socióloga, historiadora y docente universitaria. Ha vivido fuera del país un tiempo a causa del exilio en la última dictadura, momento en el cual profundizó su orientación hacia las causas feministas. A la vuelta de la democracia, volvió al país con grandes proyectos y a partir de allí, incansablemente, trabajo en ese tema. Por esta razón, cuenta con una extensa producción bibliografía sobre el feminismo y las cuestiones vinculadas al género.

– Para comenzar la entrevista, ¿cómo ves la articulación entre los colectivos feministas, cómo han ido desarrollando sus actividades y sus propuestas? ¿Y cómo esto ha repercutido en los colectivos masculinos?

– En realidad, los feminismos han hecho un cauce grande en los últimos tiempos y yo diría que hay una nota distintiva con relación a los feminismos que se estructuraron inmediatamente después de retomar la democracia. Si bien las feministas nunca hemos constituido masas, hoy un indicador muy importante es la magnitud que ha tomado la militancia feminista con derrames de muchas características. Lo que más impacta es justamente esa generosidad y pluralidad de mantención que está significando un momento nuevo en la condición de subjetividad de las mujeres. Pero también hay con mucha fuerza una circunstancia que está marcada por las nuevas agencias y agendas que han planteado personas alrededor de  sexualidades disidentes. Tenemos cauces muy plurales de feminismos, incluso yo diría las nuevas sonoridades en torno a los feminismos que agrupan a compañeras que desean organizarse en torno a su sexualidad, como las disparidades lésbicas, las cuales se manifiestan con mucha envergadura. Entonces, tenemos manifestaciones de identidades diaspóricas. No se trata de un solo cauce o una sola ritualidad identitaria femenina. Además de estas vastas identidades de las mujeres, tenemos una novedad en la rearticulación que tiene cualquier movimiento social y, sobre todo, cualquier manifestación política. Pensemos en los centros de estudiantes, en las organizaciones sindicales y en todas las ramas que tienen los feminismos populares. En fin, las organizaciones de base que significan bastiones de mujeres activistas en torno a sus propios derechos. Lo que yo quiero, sobre todo, es resaltar que tal vez más importante que la rearticulación en sí, sea la expansión que pueden tener los momentos de alta articulación cuando nos movilizamos todas, todos, todes, por ejemplo en torno a la gran proclama de #Niunamenos. Ese es un gran momento de articulación. Estoy sumamente conmovida porque estamos hoy frente a feminismos que no conocíamos, de extraordinaria raigambre y fortaleza.

– Sí, el reconocimiento, el preservar y tolerar la convivencia con el diferente es central en el tema de la rearticulación. La otra parte de la pregunta era ¿cómo esto ha impactado en los colectivos masculinos?

– La verdad es que voy hacer una apuesta optimista. Desde luego, los varones uno a uno deben ser diferenciados de lo que constituye la malla patriarcal. Siempre vamos a decir que las feministas no nos oponemos a los varones, la oposición es al orden patriarcal, a la constitución de las jerarquías y a la constitución de las exclusiones. Yo creo que el propio patriarcado tiene una cierta desestabilidad hoy día, aunque por supuesto que sigue gozando de muy buena salud. Pero allí donde se elevan las condiciones de posibilidad colectiva de las mujeres, el patriarcado se estremece. Y creo que las condiciones de masculinidad también se han restado muy fuertemente, sobre todo en la última fase del siglo pasado. Eso ha reorientado a colectivos de varones a repensarse, a manifestarse de otra manera en cause de una vida mucho más digna de ser vivida. Siempre sostengo que entre las víctimas del patriarcado están los propios varones, porque la verdad es que han sido completamente perjudicados en torno a la propia libertad. El amo es el gran problema de la historia. Entonces, hay que pensar en las condiciones de no posibilidad, en las exigencias extraordinarias del mandato de la productividad, el mandato de ser duros y el mandato de ser inflexibles. En fin, una serie de mandatos que son muy torpes y que significan mucha encerrona. Las feministas estamos contra el patriarcado, que es nuestro principio de base, porque queremos una sociedad de sustentabilidad democrática y para que los varones también recuperen sentidos muy pródigos de sus masculinidades. Estamos ante la evidencia de algunas transformaciones. Lo más interesante es cuando eso se pone en orden a una movilización colectiva. Me parece muy conmovedor cuando por las movilizaciones como #Niunamenos, la calle, el ágora, se viste de muchos cuerpos masculinos. Y eso es algo que debemos apreciar como una señal de las transformaciones que estamos transitando.

– Eso es evidente y contundente. Ahora, además de la incorporación, puede visualizarse una transición en la cuestión de la diferencia que en algún momento estaba determinada por la lógica masculinidad-feminidad. Por otra parte, a pesar de una progresiva aceptación o incorporación, ¿hay alguna reacción desde lo masculino?

– Completamente de acuerdo. En realidad, han estallado las fórmulas binarias. El sistema sexo-genero binario tiene un estallido profundo, por las condiciones de posibilidad e identificaciones múltiples que tienen varones y mujeres respecto de la sexualidad, respecto del deseo y demás. Nos gusta decir que hemos retado a lo biológico. Lo biológico está captado por la necesidad ocultativa de la cultura. Siempre le decimos a quienes trabajan más cerca de la biología que encuentren lo dialógico cultural dentro de la biología, porque la biología no es un mandato, ya que tiene una mediación extraordinaria que es el lenguaje. Yo suelo decir en muy diversos escenarios que la naturaleza no tiene la menor idea de que se llama naturaleza. Entonces, no nos perdamos más en esas astucias. Con astucias me refiero a los que intentan incorporar ideas como “en nombre de lo biológico esto tiene esta rotulación” o “en nombre de lo biológico esto debe ser así”. No hay ninguna posibilidad de forzar a la naturaleza, a la biología a otros órdenes. De modo que no hay ninguna argumentación respecto de la valencia bipolar femenina-masculina. Pero debemos estar muy atentas, atentos, atentes porque evidentemente siempre hay patrocinadores de segregaciones en nombre de lo biológico. Hoy existe alguna tentativa para ponerse de moda, a través de ciertos espectáculos científicos o pseudocientíficos, como por ejemplo en algunas situaciones vinculadas al neuroconocimiento y demás. Es una nueva tentativa de volver a replegarnos sobre las condiciones de posibilidad argumentativas de lo biológico.

– Es absolutamente cultural nuestra existencia. Ahora, según su trayectoria y producciones ¿Hay alguna posibilidad de construir herramientas que puedan abordar, contener, sanar y tramitar las situaciones de violencia sexual en instituciones y organizaciones?

– Hay muchas herramientas. Tenemos muchos instrumentos para conseguir un abordaje completo de esas circunstancias. La violencia sexual o las conductas violentas sexuales fueron las primeras circunstancias que llamaron mucho la atención de los feminismos nacidos en las décadas del ‘60 y ‘70. El concepto tiene una marca muy fuerte de existencia porque la cuestión de la violencia sexual es un cambio de agenda notable de los feminismos de la segunda parte del siglo XX. Es una violencia que parece ínsita en el modo patriarcal, porque en realidad está asociada a la idea de la patrimonialidad del deseo masculino. El deseo masculino tiene un patrimonio que es el cuerpo de la mujer, que es el cuerpo del otro que esta fuera de sí, porque pertenece a ese sujeto que ha dominado, sobre todo, la cuestión corporal, al punto que parecía connatural ese deseo de apropiación y de uso de la sexualidad femenina. Entonces, hay muchos instrumentos y yo diría que son muy importantes los de prevención. Hoy estamos en condiciones de hacer prevención muy temprana. Desde luego, que estoy muy lejos de suponer que ha habido desde el Estado una acción decidida en torno de la prevención. Pero las instituciones, sobre todo las universitarias, cuentan con una enorme capacidad para instruir. Volver a instruir a todo el colectivo docente y fortalecerse con alguna instrucción de las jóvenes que vienen con acervos muy diferentes y podrían ser muy aportantes respecto a sus experiencias a la hora de prevenir situaciones graves. Creo que las más graves son las asimetrías, cuando profesores se aprovechan del orden jerárquico que le confiere la categoría profesoral. También hay condiciones de posibilidad a acciones violentas en torno de la sexualidad de las alumnas por pares. Pero bueno, felizmente la Universidad de La Plata está entre las primeras que construyó un Protocolo de Actuación ante Situaciones de Discriminación y/o Violencia de Género. Los protocolos son una especie de procedimiento que tienen las universidades para que haya debidos derechos, para que se escuche la voz de la víctima. Para que la voz de la víctima encuentre todo la apreciación y contención; y al mismo tiempo, para dar al acusado las posibilidades de defenderse porque eso es propio de nuestra cultura de derecho. En fin, hay una gran posibilidad de instrumentos, siempre se trata de situaciones difíciles y de abordajes que no son fáciles. Por lo tanto reclaman una aguda responsabilidad y sensibilidad, el mejor sistema de auditoría que pueda prestar la comunidad. Como dice el protocolo, tiene que haber toda una gestión para la recepción de las denuncias y también, si fuese necesario, para la sanción de quien ha cometido ese delito. Hace poco, por ejemplo, la Universidad de La Pampa exoneró a un profesor al que se encontró culpable en reiteradas oportunidades de tentativa de abuso. Por supuesto que se puede ir a presentar la causa judicialmente, pero lo que quiero decir es que no podemos privarnos de la oportunidad de actuar con todo el derecho de nuestras casas de estudios. Si bien en el contexto actual estamos retrocediendo en derechos -me refiero al contexto situacional de nuestro país, el cual muestra una severa crisis del Estado de derecho a la luz de los acontecimientos tan dolorosos que han ocurrido-, esas amenazas no quieren decir que se haya eliminado el Estado de derecho y mucho menos la gobernanza institucional en nuestras Universidades. Y esa gobernanza institucional, implica acatamiento a reglas y, sobre todo, una percepción acerca de la agudeza que significa estos nuevos derechos que hemos conquistado.

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